Un viaje a Cienfuegos: La perla del sur cubana

Cuando pensamos en viajar y volar a Cuba acude a nuestra mente la paradisíaca playa de Varadero, las bulliciosas calles de La Habana, el bucólico Viñales o la histórica Trinidad. Sin embargo, esta isla de más de 110.000 kilómetros cuadrados tiene muchos otros secretos por descubrir, uno de ellos es Cienfuegos, una ciudad bañada por el mar Caribe donde la vida transcurre a un ritmo más relajante y todo adquiere una dimensión más íntima.

Disfruta la ciudad como los lugareños

De origen francés, lo primero que te asombrará de la que ha sido catalogada como la “Perla del Sur” son sus calles rectas que desembocan en el emblemático Paseo del Prado. Se trata de una arteria que recorre prácticamente toda la ciudad, custodiada por antiguas casonas coloniales que aún conservan su antiguo esplendor.

Justo donde termina el Paseo del Prado comienza el Malecón, un largo y precioso paseo que bordea la bahía. Recórrelo como los lugareños, a bordo de uno de los tradicionales carros tirados por caballos. Al final te espera una recompensa: una cerveza bien fría o un refrigerio en el Hotel Jagua, mientras disfrutas de una espectacular puesta de sol sobre el mar.

Cuando necesites reponer fuerzas, elige uno de los “paladares” que pululan por la zona de Punta Gorda o el boulevard. Se trata de pequeños restaurantes donde podrás probar lo más auténtico de la cocina cubana: arroz congrí, yuca con mojo, cerdo asado y tostones. Siempre acompañado de un buen son.

 

Encantos naturales en Cuba

Si eres un amante de la naturaleza, los alrededores de Cienfuegos no te dejarán indiferente. Puedes comenzar tu viaje en el Jardín Botánico de Cienfuegos, fundado a inicios del siglo XX, es el más antiguo del país y puede vanagloriarse de tener la colección de plantas más completas enfocadas a la investigación.

El Nicho también amerita una visita ya que es uno de esos sitios a los que aún no ha llegado el turismo de masas. Te darán la bienvenida pequeñas cascadas y manantiales que desembocan en pozas perfectas para darse un chapuzón, mientras una exuberante vegetación se encarga de aislarte por completo del mundo.

Como colofón, te aguarda Rancho Luna, una playa de arena blanca y aguas de un azul profundo donde podrás relajarte y tomar el sol mientras degustas unos mojitos.

Noches intensas

Cuando el sol se pone, la ciudad cambia su ritmo y el Parque Martí se convierte en uno de los epicentros de la movida nocturna. Puedes comenzar la noche disfrutando de la cartelera del Teatro Tomás Terry, uno de los edificios más elegantes de la ciudad donde usualmente se presentan cantantes, grupos o compañías de teatro y de danza.

Luego, tómate unas piñas coladas en El Palatino y cierra la noche con broche de oro escuchando lo más reciente de la nueva trova en el Patio de la UNEAC o poniendo rumbo a algunas de las discotecas y terrazas de Punta Gorda, donde se baila hasta que las fuerzas lo permitan.

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